Si el abracadabrante título de Community Manager le otorga a uno los mágicos superpoderes de influir en opiniones, despertar conciencias, animar conversaciones, suscitar debates, inspirar reflexiones, captar fondos, arrancar sonrisas y lágrimas, y lograr decenas de miles de seguidores con solo tocar unas teclas a la hora que decida, desde la tranquilidad de su sillón favorito en su coqueto estudio… ¿Cómo desear ser cualquier otra cosa en la vida?
«Soy el Community Manager» dices eufórico tras un largo proceso de selección y varias entrevistas que te han llevado a lograr el puesto.
«Se ocupa de todo lo que viene siendo el tema de las redes sociales» es la paniaguada expresión que usará tu jefe para presentarte ante las visitas.
«Es el que lleva el Facebook» concluyen la inmensa mayoría de tus compañeros -y alguno de tus seres más queridos- triturando, con sentido práctico y nada de tacto, esa explicación tan larga que les has dado varias veces.
Qué más dará un nombre… ¡pelillos a la mar! Lo realmente total es… ¡pues eso!, que tienes algo muy parecido a auténticos superpoderes, que nadie en la organización está tan al tanto de todo, a nadie le cuentan tanto de todo («ya… ¡y seguramente pocos tienen tanto que hacer de todo a las 2 de la mañana!». Ehmm, bueno, bueno, tienes que ser más positivo…¡pelillos a la mar otra vez!).
Además, eres el amo del botón publicar. Eso-es-así, ¿que no?
Por eso, si has sido laureado con la dorada insignia de CM de tu comunidad, enhorabuena, has entrado en el Olimpo de los que saben cortar el bacalao. A ratos Pepito Grillo y a ratos Leo Harlem, a ratos un incisivo agente del cambio social y a ratos un Paulo Coelho comentando videos de gatitos…Todo eso eres tú. Pero que no es por ti. Es por tus segmentos. El análisis del día, el canal, la hora y, por qué no, los resultados de la Champions, te hará elegir con acierto en cada ocasión cuál de todos tus trajes te toca ponerte, consciente de que cada una de tus personalidades tiene capacidad de generar engagement. (Con tus segmentos, claro, con quién va a ser).
Así pues, prepárate para hacer uso y disfrute de tus superpoderes de CM con honestidad, responsabilidad, sensibilidad y amplitud de miras. Como dijo, según parece, Paulo Coelho entre vídeo y vídeo de gatitos: «No es tu opinión la que cambia el mundo, sino tu ejemplo». Y desde tu anónimo, esforzado, comprometido y apasionante papel de Community Manager, tienes mucho ejemplo que dar sobre lo que es buena Comunicación con causa: un afinado instrumento para cambiar el mundo, n’est pas?
A la tarea, compañerx.
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