Community manager ¿se nace o se hace? Hay quien dice que ser community manager es un estilo de vida, para muchos en su ADN tiene que haber curiosidad, interés, motivación, pasión por las redes sociales y la gestión de éstas al servicio de una marca. Con esto podríamos pensar que tenemos los «ingredientes» necesarios y que estamos ante un buen perfil de community manager, lo que nos haría concluir que «community se nace«.
Más allá de si es o no periodista, si es el responsable de comunicación corporativa o de marketing, el técnico de captación de fondos o sencillamente un voluntario que asume esta tarea, convertirse en el embajador virtual de la marca en la red, como exponían AERCO y Territorio Creativo en su material, exige tener también la suficiente madurez y profesionalización. Y a ser un profesional en la construcción de relaciones de confianza entre la entidad y la comunidad se puede aprender. Luego el «community manager se hace«.
¿Por dónde empezar?
Por conocer bien los social media y adaptarse. Hay que adaptarse y tratar de conocer bien las características de este nuevo canal para poder prosperar en esta sociedad que va más allá de la comunicación para convertirse en una sociedad de la conversación. Porque esto es lo que cambia en esta era de la digitalización global de las marcas, empresas y entidades, el canal, ¡que no es poco! El hasta ahora unidireccional y tradicional canal de comunicación se convierte en bidireccional- en polidireccional incluso-.
¿Qué buscar en un profesional?
Para cualquier trabajo hay tres aspectos clave que contar de uno mismo para valorar si nuestro perfil profesional encaja o no. Para el community manager, no es diferente.
Aptitudes
Es importante que un buen community manager posea ciertas aptitudes y esto pasa por conocer el entorno 2.0 y tener algo más que «nivel de usuario». Que pueda aportar valor con:
- buen contenido, creativo, útil, interesante y con un tono adecuado;
- una buena monitorización, planificación y estrategia;
- que sepa analizar y realizar una medición de resultados;
- y que sepa crear cultura y contagiar su pasión y experiencia en redes sociales en la organización.
Habilidades sociales
Para una correcta y enriquecedora «conversación» un buen community manager necesita también habilidades sociales: empatía, escucha, comunicación, persuasión, conexión… Habilidades que tienen mucho que ver con el marketing, la publicidad, el periodismo, la psicología, la sociología y que ahora nos encontramos también en el terreno de las redes sociales.
Porque en las redes sociales la comunidad (seguidores, fans, … personas en definitiva que han elegido conversar con nuestra entidad) espera de nosotros una respuesta, una información, un comentario, diálogo… Al final, hay que tratar de conseguir el engagement de la comunidad, su compromiso, su fidelidad a la entidad y para ello hay que emocionar, conectar y enamorar.
Actitudes
Y como no podía ser de otra manera, un tercer pilar muy importante para un profesional, y aún más para el community, son las actitudes.
Ser optimista, creativo, polifacético, responsable, trabajador, mediador (actitud conciliadora), tolerante, resolutivo, transparente, confiable y sincero.
¿Y ahora qué?
Si a esto le añadimos sentido común, experiencia, formación y permanente actualización (en tendencias, herramientas y conocimiento), habremos completado el curriculum vitae de un buen community manager.
Puede que no reunamos todas estas cualidades o solo algunas de ellas, pero lo importante es que tenemos la oportunidad de potenciarlas y desarrollarlas. El dilema quizás ahora se lo hayamos trasladado al responsable de recursos humanos cuando tenga que seleccionar un community manager para su entidad o empresa.
¿Crees que el community manager debería tener alguna otra cualidad que no haya mencionado? ¿cuál?
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