Toda entidad del tercer sector debería incluir entre sus objetivos fidelizar a sus personas socias, ¿bastará con un boletín quincenal que aporte información de interés?, ¿será suficiente con responder los comentarios y generar interacciones en las RRSS?
El Plan de Comunicación no debe basarse únicamente en la planificación y publicación de contenido. Debemos entender que los funnels o embudos de conversión son las secuencias de pasos desde que la persona nos conoce, ya sea a través de conocidos, publicidad o tráfico, hasta que se convierte en simpatizante, suscriptora y socia colaboradora.
La acción social es importante de visibilizar pero deberemos centrarnos incluso más en la atención y el contenido. Valorando el proceso de construcción de la marca en relación con sus clientes (neurobranding), incluyendo narrativas de impacto (storytelling), identificando las estrategias de funnel, email y video marketing y las métricas de control principales para la consecución de objetivos.
Además del interés y la confianza generados a través de la empatía, existen unos sesgos cognitivos que se activan en las personas y que hacen que la propuesta de valor suba:
- Recompensa: «nuestra misión es ayudarte a realizar la mejor inversión social».
- Prueba social o efecto arrastre: «más de xxxx personas confían en ello».
- Autoridad: «incluso esta persona tan reconocida confía en el proyecto».
- Escasez o urgencia: «se termina la campaña de crowdfunding, no te quedes sin participar».
- Reciprocidad: «tras un año conociéndonos y acompañándonos en este viaje, seguro que ya quieres acompañarnos desde dentro».
Todo dependerá del tamaño y capacidad de la entidad. Una entidad grande puede dedicar medios no solo a comunicar lo que hace (ofrecer valor o vender emociones) sino a publicitarlo. Sabemos que hay demasiados canales para ello, pero ¿dónde se encuentra nuestro público objetivo?