Al igual que Alian Karlsson decide escapar de la celebración de su centésimo cumpleaños… ¿puede el community manager salir del gabinete de prensa en el ámbito de la administración? La respuesta es evidente: puede.. y debe!
En estos últimos años, asistimos a importantes transformaciones en la cultura política, que tienen su repercusión en la administración, especialmente en nombre de la regeneración política y de los principios de transparencia, colaboración y participación ciudadana. Internet y las redes sociales han contribuido, tanto o más que la prensa, en hacer efectivos esos principios: se han convertido en el nuevo libro de reclamaciones y suponen una oportunidad inmejorable para implicar a la ciudadanía en la gestión de lo público avanzando hacia modelos más democráticos de Open Goverment.
¿Para qué sirven las redes sociales en las administraciones públicas? Esencialmente permiten acercarnos al ciudadano y conocer de primera mano sus necesidades, propuestas y demandas… en los mismos espacios y con los mismos medios que utiliza en su vida diaria. Lamentablemente, la brecha digital es una realidad, por lo que no se pueden suprimir los medios de comunicación más tradicionales (cartas, notas de prensa, tablones de anuncios, atención presencial… sin embargo, podemos aprovechar esa cercanía e inmediatez de las redes sociales a nuestro favor, lo que supone todo un reto y un desafío, tanto para las administraciones, como para todos los que trabajamos en ellas.
En la gran mayoría de los casos, si de administraciones públicas hablamos, el community manager (o figuras de corte similar) se enmarcan dentro de los gabinetes de prensa de cada equipo de gobierno: su labor está encaminada a comunicar –básicamente- la actividad del político. Sin embargo, las redes sociales pueden tener como objetivo atender las demandas de información y participación de la ciudadanía: es el espacio de las cuentas institucionales.
Una administración pública no es una empresa y la gestión de sus redes debe obedecer a principios diferentes. En consecuencia, el perfil profesional del community manager también debe incluir dos elementos básicos: conocer bien el funcionamiento e idiosincrasia de la administración y ser personas con fuerte personalidad y seguras de sí mismas… porque tendrán que ser capaces de gestionar y resolver los posibles conflictos que surgirán con los políticos de turno.
La salida del community manager del gabinete de prensa y su incorporación al servicio de atención al ciudadano, como un empleado público más, supone un reto importante para la administración pero constituye también una oportunidad inmejorable de acercar la administración al ciudadano y permitirle ser parte activa en la gestión de los servicios públicos. Haciendo un guiño a Connie Besson el community manager debe ser la voz de la administración puertas a fuera y la voz del ciudadano puertas adentro.
¿Cómo podemos ayudar al community manager a saltar por la ventana?