Cuando nos adentramos en el mundo del Community Management y en todas las posibilidades que ofrece nos sentimos como aprendiendo a hablar un idioma nuevo, con sus reglas, su funcionamiento y cultura particular. Esto entraña muchos retos.
Para alcanzar una comunicación fluida y eficaz en redes sociales es preciso aprender, conocer, desgranar, explorar y practicar la «lengua» propia de estas.
En primer lugar, como un bebé que comienza a relacionarse y a expresarse verbalmente con el mundo, es necesario observar qué hacen las demás personas a nuestro alrededor, para así comenzar a balbucear, experimentando qué respuestas y reacciones ofrecen los sonidos emitidos, al igual que sucede con nuestras intervenciones en la red. Para este fin, nos serán de utilidad las herramientas de monitorización.
Más adelante, nos damos cuenta de que no es lo mismo dirigirse a papá, a la abuela, a la tía…, con el fin de que nos den permiso para ir a esa fiesta de cumpleaños que tanto deseamos. Del mismo modo, según el tipo de público que tengamos en cada red y lo que queramos conseguir en cada una de ellas, utilizaremos estrategias diferentes para alcanzar nuestros objetivos.
Cuando ya somos adultos, vemos que no es lo mismo contarle de forma oral a una amiga lo chulo que fue el hotel en el que estuvimos de vacaciones que dejar una opinión escrita en la web del establecimiento. De la misma manera, tampoco es lo mismo comunicar a través de una foto, un video o una infografía… Cada uno de estos soportes tiene unas reglas que es preciso conocer y manejar. (Si quieres saber más acerca de la creación de infografías, Piktochart es una herramienta que puede ayudarte).
Por otro lado, si comparamos el equipaje y los recursos necesarios para irnos de escapada de fin de semana y para irnos un mes al otro lado del charco, estos no serán los mismos. Con nuestras redes sociales ocurrirá algo similar, los recursos e inversión que empleemos dependerán de si queremos llegar a 20, 50, 400 o 1.000.000 de personas, así como de los destinos, es decir, de los objetivos que queramos alcanzar.
Además, también tendremos que tener en cuenta la hora a la que realicemos nuestras publicaciones, ya que no obtendremos igual respuesta si ofrecemos un café a las ocho de la mañana que a las ocho de la noche. Sin duda alguna, este tendrá más posibilidades de ser aceptado de buena mañana.
Asimismo, en todo acto comunicativo, la actitud de apertura, escucha y flexibilidad son importantes. Si nos enrabietamos y nos agarramos fuertemente a nuestra idea inicial, dejando de lado las necesidades e intervenciones de las personas que nos siguen, tendremos grandes posibilidades de perder fidelización por el camino.
Por último, aprender a hablar y a comunicar es un proceso que comienza cuando somos muy pequeños y que dura toda la vida. Del mismo modo, aprender a comunicar, transmitir y dar voz a la labor de las organizaciones del tercer sector es un proceso que va de la mano de la formación constante para hacer frente a la evolución y cambios que se van produciendo en dicho ámbito.
Y a ti, ¿qué tal se te dan los “idiomas” del tercer sector? ¿Te atreves a ir más allá? ¿Cuáles son los retos que tenemos las organizaciones sociales ante la tecnología? Te invitamos a que reflexiones acerca de este tema visualizando el siguiente video.