La figura del Community Manager existe prácticamente desde el nacimiento de los medios sociales, pero es a partir de 2009 cuando empieza a cobrar importancia y a sonarnos esta profesión «de nueva creación».
Personalmente, se me hace raro cómo se sigue asociando la novedad a todo lo digital cuando llevamos ya muchos años con los community managers entre nosotros. Sí, como si fueran alienígenas, porque así se les veía un poco al principio. A día de hoy, afortunadamente, se le da la misma o más importancia que a otros puestos más «analógicos» y es que, si tu empresa o asociación está en los medios sociales, te hace falta un profesional que los gestione.
Pero la tarea principal de un community manager no es simplemente venderle la moto a la gente, va mucho más allá. Como su propio nombre indica, es un gestor de comunidades; es la persona encargada de crear y cuidar a tu comunidad: gente con nombre y apellidos, con aficiones, gustos y fobias a la que hay que mimar y prestar atención. El community manager es un cuidador de guardería, pero también es quien gestiona tu tablón de anuncios en redes sociales.
Como dijo Neyda Romero en 2013 (cinco años parecen una eternidad en Internet), las tareas del community manager son:
- Escuchar y conversar: es muy importante saber qué dice la gente y darle la importancia que se merece, al igual que tú también intentas que te den importancia a ti.
- Monitorización, análisis y presentación de informes: jamás vas a saber cómo mejorar si no sabes qué hay que mejorar. Y al contrario: también tienes que conocer qué es lo que funciona.
- Experimentación de nuevas herramientas y contextos: hay muchos medios sociales actualmente y cada uno de ellos presenta formatos y posibilidades casi infinitas, pero jamás se debe perder
Creo que también es importante señalar la planificación de contenidos: qué, cuándo, cómo, dónde y por qué vas a publicar.
Para responder a esas preguntas es imprescindible conocer los objetivos de la organización en ese momento para que vayan alineados con los objetivos de comunicación. Y toda esta comunicación en medios sociales debe ir enfocada, en cada momento, a un público concreto, que es lo que definirá el tono, los temas a tratar y cómo tratarlos y los canales y formatos a utilizar. También, como indica Neyda Romero, el idioma.
Teniendo más o menos claras las tareas, también es necesario ser creativo y arriesgarse, como hemos dicho anteriormente, es imprescindible contar con estas características para ser capaz de experimentar con nuevas herramientas o para transmitir mensajes de forma original y diferente.
Y, por último, pero no por ello menos importante (de hecho, es una de las claves fundamentales), el community manager, aunque lleve la comunicación él solo sobre sus hombros o forme parte de un equipo encargado de la comunicación, jamás debe encargarse él solo por completo de saber lo que se comunica en los medios sociales. Debe «hacer vivir lo 2.0 dentro de su entidad» (Neyda Romero), tener paciencia y contagiar al resto de la organización, ser transversal a todos los departamentos y compartir con ellos, y viceversa, todo lo que pase en la entidad y en los medios sociales de la misma.
¿Pero es posible que hayamos pasado de no darle importancia a este puesto de trabajo a darle tanta que se ha normalizado en exceso y ahora vuelve a no ser importante? ¿Podría esta figura desaparecer?
Siempre que existan medios sociales, como hemos dicho al principio, existirá un gestor de comunidades, aunque su forma de comunicar vaya evolucionando y adaptándose a los nuevos medios y formatos que van surgiendo.
Y tú, ¿qué crees que significa ser community manager?