Explicar a un amigo o familiar en qué consiste tu trabajo si eres un Community Manager (CM) no siempre es una tarea fácil y sobre todo entendible. Y es que hay ciertos mitos que siguen rodeando a esta figura. En las conversaciones entre amigos es común que alguien te diga eso de «Ya me gustaría a mí que me pagaran por estar 8 horas en Facebook». Una idea que suele rodear a la figura del CM pero que está muy alejada de la realidad.
Quedarnos en esa definición supondría no ser justos con los profesionales que están detrás y con toda la idiosincrasia que rodea a esta figura. Tampoco podríamos hablar de una profesión que está de moda porque en realidad es una evolución en el sector de la Comunicación. Simplemente es el presente.
Un presente al que los departamentos de Comunicación de las ONG tratan de adaptarse –con mayor o menor acierto- intentando dar su lugar al CM, a esa persona que sirve de enlace entre la organización y los “usuarios”, a esa persona que facilita la interacción y cuida la imagen de la entidad.
Sin embargo, la realidad es que la inversión y apuesta por esta figura está de capa caída -sobre todo en las organizaciones pequeñas-. De hecho, según el Informe global sobre tecnología en línea de ONG 2017, tan solo el 30 % de las entidades no gubernamentales a nivel mundial asigna la responsabilidad del manejo de las redes sociales a un integrante del personal de comunicaciones.
Estos datos pueden reflejar que los mitos que rodean al CM llegan también a la dirección de las ONG. Que las entidades no inviertan lo suficiente en Comunicación es un hecho y menos en la figura del Comunity Manager. El planteamiento puede ser «¿Para qué? Si publicar en Facebook y Twitter lo puede hacer cualquiera. ¿Una persona dedicada su jornada completa a jugar con las redes sociales? Es un gasto innecesario». Éste sería otro de los mitos que rodean al CM.
En el siguiente vídeo podremos ver algunos mitos más sobre esta figura:
Quizá para romper todos estos mitos y reconocer el trabajo realizado por el CM, Jeremías Oway tuvo la idea de crear el Día del Community Manager. Un reconocimiento para aquellas personas que encarnan esta figura multidisciplinar pues se encargar de diversas tareas entre las que destacan:
-Observar, analizar y comparar
-Monitorizar
-Hacer reportes
Una fecha que también es un reconocimiento a estos profesionales con buen humor, siempre con una sonrisa, multidisciplinares, creativos, con visión estratégica, con un alto nivel de comunicación y que creen en su trabajo y cómo la comunicación también puede contribuir a mejorar el mundo.
El problema en las entidades viene cuando en muchas ONG -sobre todo en las pequeñas- este papel lo ejerce una persona voluntaria que en la mayoría de las ocasiones no tiene formación al respecto. Un hecho que puede llevar ar realizar malas prácticas comunicativas que pueden afectar a la reputación de una entidad. Es el caso por ejemplo de tener abiertas varias páginas en redes sociales pero no mantenerlas activas, de publicar contenidos como si fuera una cuenta personal, de tener un índice de respuesta bajo, de no tener un plan de crisis, no usar un lenguaje y contenido adecuados, no saber a quién nos dirigimos…
Para evitar dichos errores es fundamental apostar por la figura del CM en las ONG. Resulta paradójico que no se apueste por la Comunicación pero a la vez quieran posicionarse y «escalar». Es imposible una cosa sin la otra por lo que ambas partes deben remar en la misma dirección si queremos cuidar y mejorar nuestra ONG.